Principalmente, porque como bien sabemos, el agua es prácticamente fundamental para la vida, y por lo que la contaminación puede ser algo muy negativo para el desarrollo tanto económico como social de los pueblo o de las poblaciones próximas a ese lugar contaminado.
Es cierto que, como defienden muchos expertos en la materia, la contaminación del agua causada por las actividades humanas es un fenómeno ambiental de importancia, el cual se comienza a producir desde los primeros intentos de industrialización, para transformarse luego en un problema tan habitual como generalizado.
En el caso del inicio de la denominada como revolución industrial, a comienzos del siglo XIX, los procesos de producción de esta época requerían de la utilización de una gran cantidad de agua para la transformación de las materias primas, a la vez que los efluentes de dichos procesos productivos eran vertidos luego en los cauces naturales de agua, con sus desechos contaminantes correspondientes.
¿Cómo se produce la contaminación del agua?
Generalmente, la contaminación del agua se produce a través de la introducción directa o indirecta en los acuíferos o cauces de diversas sustancias que pueden ser consideradas como contaminantes.
Pero existen dos formas principales de contaminación del agua, una de ellas tiene que ver con la contaminación natural del agua, que se corresponde con el ciclo natural de ésta en que puede entrar en contacto con ciertos constituyentes contaminantes (como sustancias minerales y orgánicas disueltas o en suspensión) que se vierten en la corteza terrestre, la atmósfera y en las aguas.
Pero el otro tipo de contaminación del agua tiende a ser la más importante y perjudicial, y tiene especial relación con la acción del ser humano.
Consecuencias de la contaminación del agua
Como sabemos, esa contaminación del agua puede llevar a la contaminación de los ríos, a la contaminación de los mares, o incluso a la de lagos, embalses, presas… A fin de cuentas, todo aquello que contenga agua.
Esta contaminación no sólo afecta a los propios humanos en sí, sino a la fauna y a los diferentes seres vivos que pueden vivir en la misma.
Eso sin contar que el agua contaminada puede ser portadora de una gran variedad de enfermedades, algunas de ellas mortales.
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